En sus últimos viajes había buscado intensamente la persona adecuada, aquella que le enseñara el camino de regreso a casa. Descansando en el árbol conectó con su savia. Mezclàndose con ella ascendió desde sus raíces enredadas. Al llegar a sus hojas encontró su propio reflejo entre el penacho de hojas descolocadas.
Despertó en aquel momento con la verdad que tanto tiempo anhelaba. Su guru era ella misma; vivía dentro de sus propias hojas enredadas...
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